Julia por fin está lista para abrir el taller. Llena de motivación, Julia contrata a gente del pueblo, igual que había hecho Carmen en el pasado, y todo parece que va a salir bien. Excepto las tensiones entre Cloe y María, que no desaparecen ni en la firma del contrato. Julia está feliz hasta que una inesperada carta pone su nuevo negocio entre la espada y la pared.