Tras el funeral de su marido, Manuel va conociendo poco a poco a los miembros de su familia política, que intentan anular la herencia, y al personal de la finca. Estos encuentros son para él una manera de intentar comprender mejor a Aymeric, que nunca le había hablado de su familia o de su propiedad, pero también de investigar discretamente su asesinato. A pesar de su desacuerdo, puede contar con Richard, el ex policía, que identifica huellas pertenecientes a un traficante de drogas local en el coche de Aymeric. Manuel descubre un mensaje acusatorio enviado a su marido justo antes de su muerte. ¿Era Aymeric un asesino?