Earl y Randy encuentran en el río una placa de policía que antaño robaron en una bolera y que usaron a su antojo hasta que se deshicieron de ella cuando empezó a ocasionarles problemas. Al ir a la comisaría a devolverla a su dueño, Earl se da cuenta de que con la placa le robó su dignidad al haber sido degradado en consecuencia, así que hará lo que esté en su mano por devolverle lo que le arrebató.