Alex se queda de piedra cuando ella y su mejor amiga, Harper, son invitadas por Gigi a su fiesta anual. Al fin y al cabo, Gigi nunca ha sido amable con ellas. Pero lo más sorprendente de todo es que Harper se muere de ganas de ir. Alex descubre que Gigi no tiene buenas intenciones, pero Harper no la cree. Menudo problema! Alex se ve obligada a tomar una decisión: ¿es mejor no hacer nada y confiar en que la merienda sea como Harper espera o debería lanzar un hechizo para evitar que su amiga caiga en el ridículo más espantoso?