Mientras los robots continúan funcionando de manera desenfrenada en Tokio, Kona le explica a Kaito que los hackers han modificado el inicio de sesión en su panel de control para exigir que derroten a un oponente de la CPU de Kill-Ballad. Luchando por vencer al oponente, Kaito decide intentar forzar su cámara lenta empujando su cuerpo hasta sus límites, pero en vano. Kona pronto descubrió que la persona detrás del hackeo era uno de los miembros de su círculo de desarrollo, Maguyan, quien afirma que se vio obligado a hacerlo cuando su familia fue tomada como rehén. Kaito pronto se da cuenta de que Maguyan, de hecho, ha sido lavado de cerebro.