La vida de Sabrina se vuelve una serie de televisión, gracias a Salem y a un contrato que firmó con el dueño del Canal de Brujas. Mientras tanto, Hilda se prueba un cinturón que resulta ser mágico y la hace no dejar de contar chistes y no podrá quitárselo hasta llegar a contar un millón de chistes y Zelda consigue un empleo en el que debe contarle malas noticias a distintos brujos, pero vestida como la Muerte.