Mélissa y sus hijos empiezan a encontrar poco a poco su lugar en Fort-de-France, pero la relación del comandante con Gaëlle es tan difícil como siempre. Hay una fricción constante entre las dos mujeres, que tienen caracteres opuestos. Sin embargo, junto con Aurélien, se ven obligados a colaborar cuando se encuentra el cadáver de una joven en una red de pesca. La teoría de que fue un accidente queda inmediatamente descartada.