El 2 de agosto de 1985, el vuelo 191 de Delta Air Lines perdió el control y se estrelló durante su aproximación al aeropuerto de Dallas-Fort Worth, matando a 136 de las 164 personas a bordo y a una persona en tierra. La pérdida del control se debió a una microrráfaga, que no fue detectada por los sensores de la aeronave ni por los equipos en tierra por no contar con la tecnología necesaria para su detección.