El 12 de junio de 1972, un McDonnell Douglas DC-10 operando como el vuelo 96 de American Airlines sufrió una descompresión explosiva después de que la puerta de carga en la sección trasera del fuselaje se desprendiera. La tripulación aterrizó de emergencia en Detroit, sin pérdida de vidas. Cerca de dos años después, el 3 de marzo de 1974, el vuelo 981 de Turkish Airlines sufrió una secuencia de eventos similar y se estrelló en un bosque al norte de París, matando a las 346 personas a bordo. Una falla de diseño con el mecanismo de la puerta de carga de los DC-10 no fue detectada antes del primer incidente y posterior al segundo accidente se descubrió que no todas las aerolíneas reforzaron la puerta de carga, ya que se había dado una recomendación y no una orden para solucionar el problema de la puerta de carga.